En el siglo XXI las mujeres no sólo han avanzado en el reconocimiento de sus derechos laborales y sociales, sino que varias pudieron alcanzar puestos o trabajar en áreas que antes eran patrimonio de los hombres. Sin embargo, según encuestas privadas y relevamientos de organismos oficiales, todavía persisten desigualdades, tanto en los salarios como en el acceso a puestos laborales diversos.
La desigualdad entre mujeres y hombres persiste en los mercados laborales mundiales, en lo que respecta a las oportunidades, al trato y a los resultados.
Según estudios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre 1995 y 2015, la tasa mundial de participación de las mujeres en la fuerza de trabajo cayó del 52,4 al 49,6 por ciento. La probabilidad de que las mujeres participen en el mercado laboral sigue siendo casi 27 puntos porcentuales menor que la de los hombres.
La segregación sectorial y ocupacional contribuye en gran medida a la desigualdad de género tanto en términos del número de empleos como de su calidad. Las mujeres que trabajan están excesivamente representadas en una serie limitada de sectores y ocupaciones. En los países de ingresos medios altos, más de una tercera parte de las mujeres están empleadas en los servicios de comercio mayorista y minorista (33,9 por ciento) y en el sector manufacturero (12,4 por ciento). En los países de altos ingresos, la principal fuente de empleo para las mujeres es el sector de la salud y la educación, que emplea a casi una tercera parte de todas las mujeres en el mercado laboral (30,6 por ciento).
En tiempos recientes, se han realizado ciertos progresos en la reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres, lo cual se atribuye principalmente a medidas de política explícitas encaminadas a hacer frente a los desequilibrios de género en el mercado laboral.
Según Daniela Mora Simoes, Gerente Corporativa de Recursos Humanos de OMINT y Coordinadora Académica del Programa de Formación Gerencial de Gestión de Personas de la Escuela de Negocios de IDEA, “las nuevas generaciones de jóvenes, tienen menos el sesgo de género, y conviven más armoniosamente. Con lo cual deduzco que la incorporación de mujeres en posiciones jerárquicas, será cada vez más visible, porque los millennials en posiciones de conducción en el corto plazo y los Z en un plazo mayor, estarán más atentos a optar por el talento que por el género, sabiendo además, que tendrán que hacer cambios en sus prácticas organizacionales”.
Según un estudio sobre SEGREGACIÓN OCUPACIONAL POR GÉNERO EN LA PROVINCIA DE CÓRDOBA, realizada por Ministerio de Trabajo de Córdoba y el Consejo Provincial de las Mujeres, hasta el 30 de mayo de 2016, sobre un total de 423.075 trabajadores el 35% son mujeres y el 65% son varones.
Particularmente en nuestro sector, a lo largo del tiempo se han incorporado mujeres en el oficio, y con incidencia de éstas en la dirigencia. En el actualidad identificamos líderes femeninas en las industrias y en las entidades gremiales, tal como nuestro caso que Carolina Puig Pujol es la Directora Ejecutiva de la entidad.
http://www.unesco.org/library/PDF/wcms_457094.pdf
Elizabeth Lambertini – Miembro de Junta Directiva UIC y Representante de UIC en CTIO
BENCHMARKING SOBRE IGUALDAD DE OPORTUNIDADES PARA LA MUJER EN LA EMPRESA – 2016 – IDEA